Durante los últimos 20 años, las ciencias cognitivas de la música se han centrado en los efectos de la música en la función cerebral de sujetos sanos o patológicos. Este artículo presenta el estado actual de estos estudios. Por un lado, cómo los humanos parecen beneficiarse de los preequipos biológicos para procesar la música y, por otro lado, cómo la música consigue estimular el cerebro desde un punto de vista fisiológico.
Se han demostrado vínculos importantes entre las operaciones dirigidas hacia la música y otras habilidades mentales. De hecho, tocar o escuchar música puede requerir diferentes aspectos de la cognición (atención, memoria, memoria de trabajo), la percepción (auditiva, incluso espacial), las habilidades motoras y la red emocional. Al estimular estas diferentes actividades cerebrales, la música tiene el potencial de mejorar su funcionamiento, incluso en tareas no musicales.
Todos los estudios sugieren que la música es una poderosa herramienta de estímulo, cuyos efectos pueden explicarse en diferentes niveles. Además de proporcionar situaciones lúdicas, que promueven la excitación y la motivación, ciertos componentes musicales se pueden utilizar para estimular más específicamente funciones cerebrales específicas (por ejemplo, el ritmo para la producción de movimiento).
Esta investigación abre interesantes perspectivas de estimulación cognitiva y estrategias de remediación, siendo compatibles las terapias musicales con los problemas del entorno clínico (coste económico, limitaciones de tiempo, accesibilidad a los pacientes).
La importante capacidad de respuesta del cerebro humano a la música
El lugar de la música en la evolución de la especie humana ha sido objeto de mucho debate, que ahora está siendo revivido por descubrimientos recientes en neurociencia cognitiva. La música es una actividad humana agradable que toma prestadas funciones cerebrales que han sido seleccionadas por la evolución (el lenguaje en particular). Sería una especie de «guinda del pastel» sin función adaptativa y que podría desaparecer sin cambiar el rumbo de la humanidad.
Para otros autores, la música es de tal importancia biológica y psicológica que puede haber jugado un papel adaptativo en la evolución de la especie. Algunos sugieren que habría precedido a la aparición de funciones cognitivas sofisticadas como el lenguaje articulado. La existencia de flautas de hueso, desenterradas durante las excavaciones arqueológicas y fechadas hace 40.000 años, demuestra que la música no es una actividad de ocio reciente y es muy probable que formas de música no instruidas aparecieron hace 250.000 años.
La música también está presente en todas las culturas, y algunos comportamientos musicales universales, como el uso de canciones por parte de las madres para comunicarse con los bebés, apoyan una hipótesis biológica evolutiva de la música. Estos descubrimientos y teorías han llevado, por tanto, a muchas disciplinas a reconsiderar la importancia de la música en el desarrollo de la especie humana, planteando por ejemplo la cuestión de la parte de las habilidades musicales innatas y adquiridas.